viernes, 10 de agosto de 2007

JORNADAS OTOÑALES EN LOCARNO Y LUCERNA

El 8 de agosto comenzó con estas nubes amenazadoras que Ana fotografió desde casa a las siete de la mañana: El festival internacional de cine de Locarno se fue a la porra el miércoles, aunque todo estaba dispuesto, ya que las proyecciones tienen lugar al aire libre.La Piazza Grande, de una forma semicircular casi perfecta, estaba preparada para la ocasión: una gran pantalla cubría uno de sus extremos y cientos se sillas, quizás más de mil, estaban ordenadas para la proyección de las 21.30. A primera hora de la tarde empezó la lluvia, primero ”a modiño” y después a lo bestia, viento incluido. La gente se arremolinó en los soportales que cubren la parte circular, pero la situación con el paso del tiempo fue a peor. Nosotros hicimos gala de toda nuestra buena voluntad para recorrer un poco la ciudad a la vez que nos dejamos caer por algunas tiendas. Hubo quien tuvo mucha suerte y encontró en muy buenas condiciones la camiseta de la selección italiana que buscaba para sus hijos. Cuando a última hora de la tarde dejamos la ciudad llovía intensamente y el vendaval se había llevado por delante algunas sombrillas de las terrazas. Más que un 8 de agosto parecía una inclemente tarde de noviembre. En la foto está hecha justo antes de empezar el diluvio: Locarno se encuentra en el punto superior del lago Maggiore y la presión turística resulta patente. Se encuentra, como casi todas en la zona, en la falda de una montaña y en la zona histórica las calles ascienden desde la Piazza Grande, situada cerca del lago, en empinadas cuestas. Antes de llegar a Locarno estuvimos en Luino, situada en el mismo lago una veintena de kilómetros abajo, todavía en Italia. Era día de mercadillo y cientos de puestos cubrían sus principales calles junto al lago. Es también una agradable población con mucha historia a sus espaldas, como casi todas por aquí, y en sus callejas encontramos una tienda donde compramos un rissoto que por la noche nos supo riquísimo.La novedad de la jornada fue el profesional aduanero suizo que por primera vez nos pidió la documentación al cruzar desde Italia, algo que hemos hecho un montón de veces. El mayor esfuerzo desplegado hasta entonces por parte del cuerpo consistía en mover una ceja para indicarnos que pasáramos, algo aplicable a los de uno y otro país. Esta foto es una plaza de Locarno.A destacar también la comprobación de que a los patos del lago les encanta el pan… pero también los higos. Comimos unos bocadillos al mediodía junto al lago y Ana les echó unos trocitos, lo que hizo que la peña patera aumentara por momentos; como el resto éramos renuentes a perder parte de unos bocadillos que nos sabían riquísimos soportamos la bronca sin inmutarnos. Al final, Juanma hizo la prueba de pelarles unos higos de la higuera bajo la que estábamos. Visto el éxito, los higos llegaban al agua enteritos y rápidamente eran devorados por los hambrientos patitos. Lucerna fue la opción del 9 de agosto, elegida por los elogiosos comentarios de una amiga común hace varios años que quedó impactada por esta maravillosa ciudad que se encuentra a casi 200 km. de Brusimpiano. Cierto es que casi todo el camino se realiza por autopista, lo que dado el paisaje montañoso es fundamental. Para llegar a Lucerna atravesamos el túnel de San Gotardo, con sus 17 km. quizás el más largo de Suiza. Está dotado de excepcionales medidas de seguridad: una emisora de radio emite constantemente información sobre todo lo relacionado con el subterráneo y por la tarde comprobaríamos su efectividad. Al llegar al túnel los camiones son revisados por la policía, suponemos que para comprobar que cumplen las exigentes requisitos medioambientales para circular por Suiza. El resto de los vehículos son detenidos por un semáforo para que entren poco a poco, lo que originó un pequeño atasco. Una vez dentro, se recomienda mantener una distancia de 150 metros con el anterior vehículo en el único carril en cada sentido. Eso sí, cada 250 metros hay un espacio para detenerse en caso de urgencia dotado de teléfono SOS. Una vez fuera, se respira mucho mejor tras ese chute de túnel, en cuyo interior se alcanzaban los 30º cuando fuera había 14º. Y es que el de ayer fue un día fresquito, en el que paseamos por Lucerna protegidos con chaqueta y chubasquero.
El paisaje del camino es el más espectacular de todos los vistos en esta semana, lo que no es poco. Resumiendo: montañas enormes que superan los 2.000 metros cubiertas en gran parte de árboles; el resto son praderas de un verde intenso, casitas y grandes peñascos. A mayores, numerosas cascadas cayendo cada poco de cientos de metros.
Al llegar a Lucerna, una ciudad estupenda, como se puede ver en la siguiente foto comprobamos que el lago estaba a rebosar y que al río que ejerce de aliviadero, el Reuss, le faltaban más menos 60 centímetros para desbordarse y corría con virulencia tormentosa por el casco histórico. La ciudad es muy agradable, se encuentra al borde del Lago de los Cuatro Cantones, que se ve en la foto. Cuenta con edificios de hace quinientos años verdaderamente atractivos, entre ellos dos puentes de madera cubiertos sobre el río . El tejado cae a dos aguas y dentro está lleno de pinturas religiosas con algún pequeño altar. La contrapartida a tanta belleza son los numerosos turistas, inevitablemente muchos hablando español. A la hora de comer, a nuestro modo, esto es, al filo de las tres de la tarde, no nos atendieron en el restaurante elegido ya que habían cerrado a las dos, por lo que optamos por el autoservicio de los almacenes Coop. Buena elección: un precio razonable y la comida buena. Paseamos por la zona peatonal donde algunas se fotografiaron con las imágenes de reclamo de una óptica. Al regreso hicimos una paradita en Bellinzona tras un pequeño desvío en la autopista. Es la capital histórica del cantón de Ticino (o sea, está en Suiza) y cuenta con un pequeño recinto histórico y nada menos que tres castillos (tres), todos en perfecto estado de conservación a pesar de tener quinientos años. Llegamos por la autopista, que ocupa el escasísimos espacio existente en valles flanqueados por montañas. Donde materialmente no hay sitio se construye un túnel, y entre Brusimpiano y Lucerna deben ser unos venticinco.Volviendo al San Gotardo, a los pocos kilómetros de entrar los semáforos que hay cada doscientos metros se pusieron en rojo. La circulación se detuvo de inmediato y por la radio se informó en cuatro idiomas (los tres suizos, italiano, francés y alemán más el inglés) que un coche se había averiado. La foto la sacamos mientras estábamos parados. Tras casi quince minutos volvió la normalidad y al poco vimos un Volvo todo terreno en el espacio destinado a las urgencias. Al momento pasó una grúa y los del sentido contrario tuvieron que parar otra vez, pero nosotros afortunadamente no. Al salir, había un atasco impresionante de unos cinco kilómetros, y suponemos que lo mismo ocurría en el otro lado. A cambio de esta molestia, la seguridad fue completa .

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Da gusto leer la crónica del día, es precioso el paisaje y los edificios, el clima es fabuloso, sobre todo para quien no le guste el calor.
Disfrutar lo poco que os queda, sobre todo a algunos.
Un abrazo
Azu y Angel

Javier dijo...

¡Que buenos bloggeros sois...!Actualizando a menudo, con las fotos tan bien colocadas, y con muchos comentarios...encima con dominio de etiquetas.Un saludo desde Madrid.

Anónimo dijo...

Por si queréis dar de alta vuestro blog aquí
Viaje al paraíso
Saludos y disfrutad del viaje

Anónimo dijo...

Acabo de leer el ultimo capitulo y la verdad con los comentarios anteriores, que puedo decir, me gusta y es entretenido, aprovechar lo que queda al medio equipo, pues el otro supongo estará ya de regreso. un abrazo Pedro
por aqui todo sin novedad

Anónimo dijo...

a acabamos de tener dos terremotos en Zamora, sobre las 9,50 AM, yo estaba arriba en el PC y me tembló el sillon, que impresión y se movian las coas de las paredes, el crucifijo del dormitorio, la lámpara etc. supongo que sería pequeño pero debido a la altura se notó mas.
un abrazo Pedro