Entre el lago y el cielo

El viernes decidimos hacer un recorrido en barco por nuestro lago, el Lago de Lugano, con mucho más tranquilo, fotogénico, elegante y también bastante más pequeño que el lago Como o el Maggiore.

Salimos de Lugano a mediodía y fuimos hasta el final, por la parte de Porlezza, viendo las pequeña poblaciones desde el lago. El barco hacía cortas paradas y se detuvo una hora en Porlezza que aprovechamos para tomar un helado en un sitio muy agradable que ya conocíamos. Esta foto nos la hizo un paisano en el barco.

Esto es Gandria, visto desde el lago.

Al salir del barco, dimos una vuelta por Lugano y en un parque nos encontramos este curioso tronco esculpido.
El sábado por la mañana fuimos al museo del chocolate, en un pueblo de suiza bastante cercano, Caslano. Más que un museo, lo interesante era el recorrido por la fábrica, observar como fabrican el chocolate y lo empaquetan para su distribución. Estas fotos son de la entrada al museo: En la foto siguiente están los retratos de los "gurús" chocolateros suizos cuyos apellidos os sonarán a todos: Nestlé , Lindt, Tobler, Suchard.....

Después estuvimos dando una vuelta por un inmenso centro comercial, principalmente por Ikea. No hicimos grandes compras pero siempre resulta entretenido.
De allí subimos en coche hasta un teleférico que ascendía por una pendiente vertiginosa a 1600 metros, en la cumbre el monte Lema. El panorama desde arriba nos dejó casi sin palabras, como se puede entender al ver las fotos siguientes que son suficientemente elocuentes:
Este es el teleférico.
La vista del lago Maggiore desde el monte Lema:

La vista del lago di Lugano. La vista de los Alpes:
Una vez en Brusimpiano decidimos asistir a la fiesta del veraneante, en la última cena aquí de Jose y Pili. Lo cierto es que estaba muy bien organizada, con una carpa, mesas y sillas grandes y música. La cena resultó bastante bien: carne, calamares fritos con gambas, gnochis y mejillones. Un poco extraño el menú para un sitio como éste pero todo estaba bastante bueno y nosotros tan contentos.
Luego todo el mundo se lanzó a bailar con tres cantantes que animaron bastante el cotarro con una música bastante demodé pero popular, como si de una verbena de cualquiera de nuestros pueblos se tratara. También conocimos a Joel, un salvadoreño que lleva 13 años viviendo en Brusimpiano. Trabaja como jardinero y tiene aquí a toda su familia. Esperamos volver a verlo en los próximos días. Al fin y al cabo, Brusimpiano son 1.000 habitantes.